COLUMNA DE OPINIÓN DEL RECTOR LUIS MUÑOZ EN EL DIARIO AUSTRAL: «EL MEJOR OBSEQUIO»

El 16 de octubre se celebró el día del profesor con gestos de gratitud y reconocimiento en todas las escuelas, liceos y colegios de nuestro país. Desde coreografías y cantos hasta desayunos y cenas con el espíritu de celebrarlos y reconocer la labor que realizan en pos de la formación de sus estudiantes.

Seguramente ningún maestro renegará de tan elaborados, ingeniosos y justos saludos; es más, siendo sincero, uno espera este día. Sin embargo, un regalo anhelado por muchos educadores iría por un reconocimiento cotidiano, por una postura dialogante al enfrentar diferentes puntos de vista, con mayor empatía y respeto frente a la labor educativa. 

A veces, pareciera que a muchos padres y madres, les resulta difícil aceptar que sus hijos cometen errores e interpretan la información a su conveniencia. No se trata de prejuzgar valóricamente a niños y jóvenes porque las conductas acomodaticias a sus particulares intereses es un proceso propio de la vida. Lo hacen los adultos y ¿no lo van a hacer los chicos?

Es muy común escuchar sobre el profundo conocimiento que tienen de sus hijos, de lo fluida de su comunicación o de lo extremadamente improbable que sea cierto el relato en el que se identifica a su retoño como responsable… Con mucha frecuencia, hay una justificación, el delegar la responsabilidad a otro o calificar lo sucedido como una cuestión menor que no revela ninguna conducta nociva.

Es curioso que reconozcamos la labor de la gran mayoría de profesiones y oficios; pero no siempre la de los educadores. Nadie entra a una consulta médica con un autodiagnóstico o pidiendo determinados medicamentos. Cuando le pedimos a un mueblista la confección de un escritorio, seguramente no le diremos cómo debe realizar su trabajo porque entendemos que él sabe cómo ensamblar, el tiempo de secado, el procedimiento de barnizado, las herramientas de corte que deberá utilizar, etc. 

En cambio, cuando se trata de un educador, pareciera que la gran mayoría se siente capaz de corregir respecto al proceso que lleva a cabo, desde estrategias de conducta hasta procedimientos evaluativos. Quizás evocan su experiencia como estudiantes y desde ahí, construyen un espacio de seguridad para opinar respecto al trabajo docente, olvidando que se trata de profesionales de la educación.

Muchas veces, nuestros hijos no se comportan en la escuela como lo hacen en casa y debemos recordar que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, igual se van a equivocar, van a forzar los límites de lo permitido y buscarán experiencias nuevas sin considerar los riesgos.

Qué buen obsequio sería recibir ese reconocimiento, no en un acto, ni en un obsequio, sino en la tranquilidad de que la labor docente no puede ser menoscabada por el juicio apresurado de quienes no aceptan que el error es parte de la vida y que la responsabilidad se aprende a partir del compromiso y conciencia de que la interacción con los demás debe ser empática, cordial y colaborativa.

Felicidades a quienes aún creen que la educación es el camino para la construcción de una sociedad mejor. Y como no, agradecer a todos los maestros que nos legaron ese deseo, esa vocación de inspirar los sueños para transformar la realidad. ¡Feliz día del maestro y la maestra!

Publicado el domingo 22 de octubre de 2023, en la página 2 de reportajes.

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